Relatos eróticos +18: Moto placentera.

—A ver, en este coche somos cinco. En la moto de Guille van él y su novia. Así que a Mel ¿Quién la lleva?— Preguntó Víctor apoyado en su coche aparcado enfrente de mi casa e intentando solucionar que todos pudiésemos ir al pueblo vecino para seguir la fiesta.

—Yo la llevo—contestó Javier mientras cogía su casco y me preguntaba en silencio con la mirada si me importaba.

Le respondí con un sonrisa e hice un gesto con la cabeza para que nos moviésemos.

—Ok, pues en marcha. Nos vemos allí—dijo Víctor mientras abría la puerta del coche.

Tenía un casco en mi casa, así que le dije a Javi que me esperase en la moto. Cuando salí Javi ya la tenía arrancada. Era una moto grande, subí con agilidad. Mientras que acomodaba, Javi aceleró varias veces y eso hizo reír.

—Venga Mel, colócate ya que vamos a llegar tarde.

Me situé en el asiento y tras aferrarme bien a su camiseta, comenzó el viaje.

 

Me encantan las motos, sobre todo las de motocross de gran cilindrada, esas que allá por donde van y dejan claro que pasan cuando rugen. Me gusta ir de copiloto porque así puedo disfrutar del paisaje. La velocidad logra que la adrenalina recorra todo mi cuerpo haciéndome sentir libre. Y eso era lo que me sucedía, gozar de todo ello e ir con Javi, quien realmente estaba buenísimo, mi excitación empezaba a hacer de las suyas.

 

Había bastante tráfico, Javi como buen conductor con años de experiencia, sorteaba como un experto los coches con fluidez. Fascinada por todo ello más emocionaba estaba. A cada tramo notaba toda la vibración del motor recorrer mis piernas hasta terminar en mi sexo, descargando pequeños calambres de placer en mi interior.

Tuvimos que parar varias veces debido a los semáforos, y cada vez que lo hacíamos, daba varios acelerones lo que hacía que temblase toda la moto. Una sensación de ansiedad se apoderaba de mi estómago. En un alto, me di cuenta que, le apretaba demás su camiseta; cada vez estaba más tensa, aguantaba la respiración y el placer se concentraba en un punto concreto, sentía mi tanga mojada. Era evidente, no quería dar el espectáculo y mucho menos con Javi delante; seguro que intuía algo ya que no paraba de echarse hacia atrás, e indudablemente, si no se había dado cuenta aún, de un momento a otro lo iba a hacer. Me daba muchísima vergüenza todo esto, pero no iba a poder evitarlo, llegados a este punto mi deseo ganó al pudor. Llegamos a otro semáforo en rojo.

— ¿Mel?

No podía contestarle, ni una palabra salía de mi boca.

— ¿Mel?—se giró de pronto preocupado, sin embargo su expresión cambió cuando se fijó en cómo me mordía el labio, una traviesa sonrisa surcó su Sin títuloboca lo que provocó un suspiro en mí. Aceleró sin dejar de observarme y como respuesta gemí a la vez que me apreté a él. “Pero… ¿qué estoy haciendo?” pensé.

—Así que, no es que te encuentras mal, sino todo lo contrario— dijo con picardía a la vez que miró fijamente a los ojos— ¿Tienes prisa por llegar?—sonó muy ronco y sexual.

Negué con la cabeza. Javi miró hacia el semáforo, aceleraba, yo me frotaba y gimoteaba y él se reía, nuestros movimientos eran mecánicos. Cuando el disco cambió de color apretó el puño más de lo habitual, giró y cogió una carretera sin señales donde no tuviésemos que pararnos. Me encontraba diferente, era una pervertida, más caliente y cachonda al saber que el tío bueno que tenía de piloto le gustaba esta situación. Este pensamiento me hizo sollozar de nuevo y un acelerón le siguió, el asiento vibró y nuevos espasmos placenteros llegaron directos a mi clítoris, esto provocó que me humedeciese y me agarrase a aun más Javi.

Aceleraba y lo hacía tanto a la moto como a mi cuerpo, volvía cada sacudida más intensa. De mis labios brotó un gritó satisfecho, cuando al colocarme mejor, mis manos fueron justo a su gran paquete; Javi no era de piedra y se rió, me tembló todo el cuerpo. Me ajusté a él nuevamente y me dio un nuevo estremecimiento, gemí muy alto, noté mi respiración interrumpida y como mi gozo alcanzaba su meta, de repente frenó, y yo me quejé, pero sin apagar el motor lo revolucionó al máximo varias veces, en el tercer acelerón y di un grito, mi placer alcanzó su cenit, sentí como mi interior se derretía y mi cuerpo de desconectó.

—Sííí— Le oí murmurar a lo lejos.

Cuando fui un poco consciente, me di cuenta de que estaba apoyada en su hombro con los ojos cerrados, él sujetó con una mano mi rodilla para que no me cayese y con la otra sostenía su móvil.

— ¿Sabes una cosa?, eres la primera chica que he visto que se corre sin haberla tocado.—Sonrió

En mis mejillas se instaló un rojo intenso por todo lo sucedido y por el comentario, como siempre era único en situaciones así.

—Antes de llamar a Víctor quería preguntarte, ¿seguimos la marcha nosotros solos? o ¿Nos vamos de fiesta con ellos?

Me lo pensé antes de contestar, pero… no quería desaprovechar una oportunidad así, total, acabábamos de dar un paso muy grande en nuestra relación de amigos y si te gusta un chico por qué no, si las circunstancias se dan así.https://i0.wp.com/imagenesdemotos.net/wp-content/uploads/2015/02/Im%C3%A1genes-de-Motos-en-Parejas-7.png

 

La experiencia de la moto fue única, pero la de esa noche…

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Publicado también en: ∞Relatos hot de mentes perversas: Moto placentera ∞ Lily Tempeltom ∞

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2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. JessicaGF dice:

    Me encanto súper bueno

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    1. Hola Jessica. Muchas gracias 😊.

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